martes, 12 de junio de 2007

Depresión: encono de la productividad

«Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo.»
Viktor Frankl

¿Se han percatado que la psicología es una carrera que está en franco crecimiento? No sólo eso, los consultorios comienzan a colmarse de personas que necesitan un buen oído y un gran consejo; sobre todo, un buen cerebro que sepa diagnosticar y tratar al paciente. Se vaticina que la depresión es la enfermedad del siglo XXI. Cada vez con mayor frecuencia las personas buscan alguien que los ayude a equilibrar sus emociones y ponga en claro su mente. Es sumamente importante alcanzar este equilibrio ya que de eso depende el resto del rendimiento de cualquier ser humano.

En Expansión (965) se publicó el estudio realizado a las Súper Empresas 2007, de las cuales sesenta aparecen en el ejemplar como las mejores para trabajar en el país. Leyendo la revista me llamó la atención la cantidad de programas sociales que hoy en día se implementan al interior de las empresas.

Por ejemplo, una de ellas ofrece como prestación a sus empleados una línea telefónica de ayuda psicológica las 24 horas. De solicitar consulta, sólo se le cobran 150 pesos por sesión a cada empleado. Además, ofrecen dentro de sus instalaciones una sala con televisiones donde su personal puede tomar una siesta o distraerse por un momento si así lo requiere. La lectura que de esto puede hacerse es clara: a la empresa le interesa la estabilidad emocional de su gente y sabe que en la medida en la que lo estén producirán más durante sus horas laborales.

Las crisis emocionales pueden resultar sumamente costosas. De acuerdo con el Sistema de Salud de la Universidad de Virginia la depresión no tratada afecta al mercado laboral en 12 mil millones de dólares en días de trabajo perdidos cada año. Esta cifra se duplica cuando hay disminución de productividad, debido a que el estado depresivo afecta la capacidad para tomar decisiones, acentúa el déficit de atención, presenta la fatiga, hay pérdida de energía, dificultades para concentrarse y amnesia.

De acuerdo con el Instituto Nacional de la Salud Mental los trastornos de la salud mental representan 4 de las 10 principales causas de discapacidad en las economías de mercado. La mejor noticia de todas es que la depresión es una enfermedad altamente curable; lo único que necesita es ser diagnosticada y tratada.

Nadie puede ni debe olvidar que el ser humano es un ser integral. Si un elemento falla hay que repararlo a la brevedad para mantener al sistema operando lo más eficientemente posible. Trabajo y familia, gustos y disgustos, mente y cuerpo forman un conjunto indisoluble. Pretender separar una cosa de otra es elaborar un ejercicio mental que estará privado de toda objetividad; sobre todo, porque no tendrá un referente real.

La empresa que brinda ayuda psicológica a su personal sólo es un ejemplo de lo que cualquier organización puede hacer por sus empleados, lo cual, indiscutiblemente le redituará. Es una estrategia dual, pues al mismo tiempo que muestra interés por el ser humano en su esencia, también lo hace por ella. La capacidad de una persona dentro de la empresa no debe estar medida sólo en términos de cantidad, sino también de calidad. Un empleado deprimido puede estar 8 horas en la oficina frente al monitor, pero la calidad de lo que produce inevitablemente se verá mermada por los factores ya mencionados. ¿Cuál es la calidad de vida que esta persona está llevando?

El eje de cualquier empresa debe ser la persona y tras ella construir los andamios que producirán el éxito personal y profesional de todos. La fórmula es sencilla: a mayor atención y calidez humana, mayor rendimiento profesional, lo cual se traduce en ganancias para todos: los empleados y la empresa. Entre más valoradas se sientan las personas en su trabajo, mejor lo ejecutarán. Sólo resta implementar políticas al interior de la empresa que comprendan la naturaleza integral del ser humano.

Roberto Rivadeneyra[1]
[1] Investigador del área de Entorno Político y Social del IPADE.

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